jueves, 17 de diciembre de 2009

Poetas peruanas de antología. Ricardo González Vigil. Lima, Mascapaycha Editores, 2009. 664 pp.

En estos tiempos de inclusión compulsiva, la rápida ojeada del índice de una antología para constatar quién quedó fuera se convierte en una acción casi fetichista. El ejercicio de elegir un nombre u otro —y, así, adelantarse artificialmente a la selección natural que solo el tiempo decanta con justicia— cumple el propósito de ir contribuyendo a la construcción del canon. Desde esta perspectiva, toda antología aporta, incluso las que son resultado de no muy santas intenciones, pues todas suman, aunque no todos queden.

No es la primera vez que Ricardo González Vigil, investigador y crítico literario, asume un reto de tal naturaleza. Esta vez propone una muestra de noventa poetas, pero lo mejor de Poetas peruanas de antología es que, lejos de evitar el facilismo de juntar textos y presentar escuetamente a cada autora, el antólogo articula a las seleccionadas desde la plataforma de las palabras introductorias, con lo cual el lector consigue apreciar cómo las poetas han ganado un lugar que no es producto de una incómoda ley de cuotas.

Aportes los hay, desde luego. El libro, aparte de ofrecer inéditos y revelar algunas mujeres extraordinarias con una producción rica en temas, invita al lector a constatar que ese momento extraordinario para las poetas que fue la década de 1980 tuvo sólidas raíces, y que las ramas que desde entonces nacieron continuaron con particulares voces y resonancias. Pero, sobre todo, que es más, mucho más que una poética circunscrita al cuerpo y al goce sexual.

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